miércoles, 8 de febrero de 2017

La alianza entre petaitos y pelo ratas contra el mundo

Bienvenidos a Artesanos por la Ciencia,

En un lugar, de cuyo nombre no quiero hablar, hay un hidalgo nombrado caballero, quien tan pronto se acomodó en el asiento procedió de inmediato a trabajar en sus cosas, concretamente callar aquellas voces críticas con las políticas que quería llevar a cabo. Algo así como muy estalinista, pero más moderno... muy amigo de otro que se las da de más guay porque esta to petao y le gusta bombardear cosas y personas.

El caso es que el hidalgo este, que lleva una rata por montera, se hizo amigo del petaito porque a los dos les gusta el petróleo más que a los pavos la mierda. Y claro, después de que el anterior mandamás de ese sitio lograra un algo histórico al comprometerse con un cambio de rumbo en sus políticas económicas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, llega este y lo primero que hace es deshacer todo lo del anterior.

Esto ayudado porque en ese lugar, todos se dicen muy sabios y defienden que la opinión de uno es tan válida como la de cualquier otro, llevan al extremo el dicho ese de la opinión es como el culo, todo el mundo tiene el suyo, y da lo mismo que tengas razón o solo mierda.

A día de hoy, argumentos y mierda van empatados 1 a 1 en ese emplazamiento y como son tantos, ya nos llega el olorcillo a este lado del planeta.

Y claro, entonces ocurre que las voces científicas de esa zona dicen que eso es un disparate, avisan de los grandes pelígros a los que se enfrenta la naturaleza, la salud de las personas, el lugar en el que habitamos, y no solo eso, sino la forma de vida a la que estamos acostumbrados (si no te importa la naturaleza, piensa en que si no lo impedimos cambiará también la forma en que vivimos y puede no gustarte el cambio).

Por tanto, este señor, piensa que lo mejor es hacerlos callar, les prohíben hablar con los medios de comunicación, se obliga a que todo artículo científico ha de pasar revisión, pero no por pares sino por anti-científicos, y de repente la luz del mundo se apaga, la civilización se sume en tinieblas, pero los que piensan que su opinión vale tanto como la de alguien que haya estudiado el tema, comprobado los hechos, contrastado con colegas sus observaciones y sepa de lo que habla, lo ven perfecto porque por fin alguien hace valer sus opiniones de mierda.

Pues aquí estoy yo, no puedo rebatir argumento tras argumento las idioteces que vomitan los cavernícolas (aunque lo intentaré, no se estarme callada), pero sí puedo hacer otra cosa, puedo enseñar que el método científico no es una cuestión exclusiva de eruditos encerrados entre cuatro paredes sepultados bajo toneladas de escritos. El pensamiento científico no se basa tanto en respuestas como en caminos, y como dice el poema, caminante no hay camino, se hace camino al andar, mi misión en esta vida es enseñarte a andar (sí, a tí).

Para empezar, hacer ciencia es emprender un viaje que lleva toda una vida y al final, tampoco es que lo sepas absolutamente todo, pero siempre sabrás más que el que nunca ha dado un paso. 

Que sí, que tú vas por una vereda y las respuestas van saliendo a tu paso. Pero el caminante ha de saber que ninguna respuesta es LA RESPUESTA, sino un fragmento del paisaje y si quiere tener una vista panorámica de todo, va a tener que andar muuuuuucho.

Este blog, es el principio de mi andadura en el arte de comunicar ciencia. A veces me siento insufríblemente pedante cuando alguien me pregunta y me explayo dándole respuestas, pero hay gente que también sabe apreciar mi cara de entusiasmo cuando me dan rienda suelta. (Lo bueno de hacerlo por medio de un blog es que si te aburro, puedes cerrar la ventana sin temor a herir mis sentimientos, y si te gusta puedes dejar un comentario).

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